De tan lejos han venido de la mano del compañero de trabajo de mi hijo, César, y su prometida Lucía. Mi agradecimiento más profundo pues me consta que esta vez, a diferencia de los que me trajeron de Japón, les ha costado más encontrarlos y han dedicado parte de su tiempo a buscarlos. Cuento con que Fran (hasta que yo pueda hacerlo) les compense con alguna cervecita que otra. De verdad, muchísimas gracias.
Tailandia
Singapur